INFLUENCIA DE LOS ESTILOS EDUCATIVOS PARENTALES EN FÚTBOL

Influencia de los estilos educativos parentales en fútbol. Advisoccer. Advitalent

ÍNDICE

LA IMPORTANCIA DE LA FAMILIA EN EL DESARROLLO DEPORTIVO

La familia es sin duda alguna el elemento contextual más importante en los primeros años de vida del niño, donde adquiere sus primeras habilidades y hábitos, que le permitirán conquistar conductas cruciales para la vida y para el deporte. La persona nace y se desarrolla en un contexto cultural y social, denominado macrosistema, dentro del cual se inserta el microsistema familiar, que es el agente socializador por excelencia, en el que los padres ejercen una enorme influencia en el comportamiento del niño.

La familia, y más en concreto los progenitores, establecen con sus hijos un estilo relacional propio, denominado «estrategias de socialización». El objetivo es garantizar el cuidado, protección y desarrollo de los hijos, y está asociado con el tono de la relación, con un mayor o menor grado de comunicación y con las conductas utilizadas para orientar el comportamiento de los hijos.

En el ámbito deportivo Lauer, Gould, Roman & Pierce (2010) determinaron que el camino hacia la excelencia deportiva en función de la relación entre los padres y los hijos puede denominarse de tres formas:

  • El camino tranquilo: Caracterizado por la buena relación padres-hijo.
  • El camino difícil: Caracterizado por continuos problemas que suelen resolverse.
  • El camino turbulento: Caracterizado por conflictos que pocas veces se solucionan.

ESTILOS EDUCATIVOS PARENTALES

Los estilos educativos parentales o estilos de crianza han sido ampliamente estudiados en el ámbito educativo, si bien en el ámbito deportivo son muy escasos los estudios que han adoptado una perspectiva amplia que facilite un análisis global de las interacciones entre padres e hijos. Fundamentalmente son dos las dimensiones que han recibido una mayor atención dentro del estudio de los estilos parentales, «la capacidad de respuesta», y la «capacidad de solicitud o exigencia», si bien ambas dimensiones han sido denominadas según Torío López et al. (2009) de muchas maneras, siendo las más conocidas «dominio-sumisión» y «apoyo parental».

  • La dimensión apoyo parental hace referencia a la capacidad de los padres para crear un ambiente familiar de afecto positivo, caracterizado por la calidez y las manifestaciones abiertas de comprensión hacia el hijo, donde las reglas atienden no solo a las necesidades de los padres, sino también a las del niño, generando una clima de convivencia en el que cada uno sabe cuáles son sus derechos y obligaciones, estimulándose la interiorización de las reglas familiares. El apoyo parental ha sido identificado como una de las características distintivas de los futbolistas de élite en un estudio realizado por Reilly, Williams, Nevill & Franks (2000).
  • La dimensión dominio-sumisión está relacionada con la capacidad de los padres para establecer límites y realizar un adecuado control de la conducta. Se caracteriza por la rigidez a la hora de establecer las normas de convivencia, las cuáles vienen impuestas unidireccionalmente por los progenitores, así como por un control emocional negativo caracterizado por valoraciones peyorativas de la conducta del hijo. Este tipo de comportamientos pueden generar distanciamiento entre padres e hijos debido a una ausencia de confianza, sumisión o deseo de esconder lo que se hace.

Posteriormente a estas dos dimensiones evolucionarían a cuatro: apoyo, control, grado de madurez y comunicación padres-hijos (Torío López et al., 2009).

EL MODELO DE BAUMRIND

Uno de los modelos más elaborados es el desarrollado por Baumrind (1967), quien durante treinta años estudió la socialización familiar basándose en las dimensiones control, comunicación e implicación afectiva, con el objetivo de descubrir si existía relación entre el estilo educativo ejercido por los padres, y el desarrollo de ciertas cualidades y características en los hijos.

Basándose en estas variables Baumrind diferenció tres estilos educativos, que más que una clasificación cerrada consisten en una caracterización de tendencias educativas, lo que hace difícil encasillar a las familias en una u otra tipología. Estos estilos son el autoritario, el permisivo y el autoritativo o democrático, considerando que este último era el que permitía alcanzar unos resultados más deseables.

  • El estilo autoritario: Se caracteriza por padres que valoran la obediencia, la tradición y el orden. Utilizan medidas de fuerza o castigo, restringiendo la autonomía de sus hijos quienes deben asumir un papel de subordinación. Se esfuerzan por influir, controlar y evaluar el comportamiento y las actitudes de sus hijos, no facilitan el diálogo e incluso en ocasiones rechazan a sus hijos como medida disciplinaria. Este estilo es el que repercute más negativamente sobre la socialización de los hijos, provocando falta de autonomía personal y creatividad, escaso potencial social y baja autoestima, favoreciendo actitudes de descontento, introversión, escaso compromiso en la consecución de metas, así como deficiencias comunicativas y afectivas que dificultan la interiorización de valores morales.
  • El estilo permisivo: Favorece la autonomía en el hijo siempre en situaciones de bajo riesgo físico. Este modelo es representado por padres que asumen una actitud de aceptación hacia los impulsos y acciones de sus hijos, liberándolos del control y evitando el uso de restricciones y castigos. Su nivel de exigencia en cuanto a las expectativas de madurez y responsabilidad en las tareas es bajo. El principal problema que presenta este estilo es que los padres en ocasiones no son capaces de marcar límites en el comportamiento de sus hijos, pudiendo esto derivar en comportamientos sociales inapropiados, tales como conductas agresivas. Este estilo fomenta el desarrollo de niños alegres y vivaces, pero con altos grados de dependencia, conductas antisociales e índices muy bajos de madurez y éxito personal.
  • El estilo democrático: Se caracteriza por la utilización del razonamiento y la negociación para orientar a los hijos hacia conductas maduras. Este tipo de padres utilizan un estilo comunicativo bidireccional que tiene en cuenta los derechos y deberes tanto del niño como los propios, estableciendo una especie de responsabilidad jerárquica que trata de favorecer la autonomía e independencia del hijo. Este estilo favorece el desarrollo de la competencia social en el niño, su autoestima y bienestar psicológico, disminuyendo los conflictos padres-hijos. Estos niños suelen ser interactivos, presentan una gran habilidad social, son independientes y cariñosos.
  • AFECTO: Bajo
  • COMUNICACIÓN: Baja
  • NORMAS Y LÍMITES: Impuestos
  • AUTONOMÍA: Control rígido y severo
  • AFECTO: Elevado
  • COMUNICACIÓN: Elevada
  • NORMAS Y LÍMITES: Inexistentes
  • AUTONOMÍA: Poco control
  • AFECTO: Elevado
  • COMUNICACIÓN: Elevada
  • NORMAS Y LÍMITES: Claros, explícitos y justificados
  • AUTONOMÍA: Control del comportamiento

ESTILOS EDUCATIVOS PARENTALES EN EL DEPORTE

LA PROPUESTA DE HELLSTEDT

En el ámbito deportivo Hellstedt (1987) realiza una aproximación a los estilos educativos propuestos por Baumrind distinguiendo tres tipos en función de la implicación de los padres, que van desde los totalmente desinteresados por la vida deportiva de sus hijos, hasta aquellos que la viven como si fuese la suya propia.

  • Padres desinteresados: Se caracterizan por una ausencia total de implicación en la vida deportiva de los hijos, lo que se traduce en una ausencia de apoyo económico, logístico y emocional, que provoca que la figura del entrenador cobre una enorme importancia.
  • Padres muy implicados: Se caracterizan por la incapacidad para separar los deseos o necesidades propias de las de los hijos, se generan expectativas muy altas que cuando se ven frustradas provocan crispación contra los otros.
  • Padres moderadamente implicados: Se caracteriza por dirigir con firmeza a los hijos pero dejándoles flexibilidad en la toma de decisiones. Los padres se constituyen como un apoyo clave en todos los sentidos, emocional, económico y logístico, pero no deportivo, ya que las cuestiones técnicas las dejan en manos de los profesionales.

LA PROPUESTA DE HOLT ET AL.

Un estudio posterior realizado también dentro del ámbito deportivo por Holt et al. (2009) distinguió los siguientes tres tipos de estilos parentales:

  • De autonomía y apoyo: Caracterizado por una implicación alta pero con escasos comportamientos de control, lo que reducía la presión en los hijos.
  • De control: Caracterizado por un nivel de implicación muy alto, con muchos comportamientos de control que dejaba poca o ninguna autonomía al hijo, lo que generaba enfrentamientos.
  • Mixto: Caracterizado por la inconsistencia en los comportamientos de los padres.

LA PROPUESTA DE MACCOBY & MARTIN

MacCoby & Martin (1983) clasificaron los estilos educativos parentales en función del grado en el que se combinaban dos dimensiones: el control o exigencia, que hace referencia al grado de presión al que los padres someten a sus hijos para que alcancen determinados objetivos; y el afecto o sensibilidad y calidez, que hace referencia a la capacidad empática y de respuesta que los padres demuestran para con sus hijos, sobre todo a nivel emocional. Así el estilo permisivo descrito por Baumrind se dividiría en dos: el permisivo-indulgente, y el permisivo-negligente.

  • El estilo permisivo-indulgente representa una conducta parental caracterizada por tres aspectos: La indiferencia hacia los comportamiento tanto positivos como negativos del hijo; la permisividad; y la pasividad. Este tipo de padres eluden las conductas autoritarias y restrictivas. Apenas si utilizan el castigo y toleran todos los impulsos de sus hijos, incluso la ira y la agresividad, cediendo con facilidad a sus deseos. Este tipo de familias promueven un ambiente democrático de comunicación abierta, en donde no existen reglas claramente establecidas y donde el hijo no encuentra un referente que sirva de modelo para imitar, si bien atienden las necesidades de sus hijos y les preocupa su formación. Los niños procedentes de familias cuya tendencia educativa principal es esta presentan escaso logro escolar, poca capacidad para responsabilizarse de sus propias tareas, y son propensos a la falta de autocontrol y autodominio. La tendencia a complacer a los hijos, unido a un exceso de tolerancia de sus impulsos podría conducir a que el niño no diese ningún tipo de valor al esfuerzo personal.
  • El estilo permisivo-negligente se caracteriza por un nulo compromiso en la tarea educativa y una escasa implicación afectiva de los padres en los asuntos de los hijos. A diferencia del estilo permisivo-indulgente, en este caso la permisividad no se basa en razones ideológicas, sino que es una mera cuestión práctica, motivada por la falta de tiempo, de interés o por simple comodidad. Los padres tienden a satisfacer todas las demandas materiales de sus hijos, y a invertir el menor tiempo posible en su educación, por lo que no ponen normas que impliquen diálogo o control. Esta total permisividad provoca estallidos de ira en contra de los hijos cuando estos superan ciertos límites. Los niños educados bajo este prisma son los que obtienen las peores puntuaciones en autoestima, desarrollo de capacidades cognitivas y logros escolares, autonomía y uso responsable de la libertad.

LA PROPUESTA DE HOFFMAN

Han existido autores que han realizado aportaciones diferentes o que han adoptado una perspectiva distinta a la hora de tratar los «estilos educativos parentales». Una de ellas es la de Hoffman (1970), quien distingue los siguientes estilos:

  • La afirmación de poder, que se caracteriza por la utilización del castigo físico, la amenaza verbal, la retirada de privilegios y otras técnicas coercitivas.
  • La retirada de afecto, que se caracteriza por el castigo sensorial y afectivo del hijo, al que no se le habla ni escucha cuando comete una conducta negativa.
  • La inducción, que consiste en la explicación razonada de las normas, principios y valores al hijo para corregir su conducta, tratando de inducir la motivación intrínseca en el niño.

LA PROPUESTA DE KELLERHALLS & MONTANDON

Otra propuesta es la realizada por Kellerhalls & Montandon (1997), quienes establecen tres estilos en función de la condición socioeconómica y de las interacciones que se establecen en el seno de la familia:

  • Estilo contractualista, que es ejercido por padres cercanos sin roles claramente definidos, abiertos a las influencias externas (colegio, amigos…), y que otorgan mucha importancia a la imaginación, la creatividad y a la capacidad de autorregulación del niño. Incentivan el estímulo y la motivación y ponen poco énfasis en el control.
  • Estilo estatutario: Concede una enorme importancia a la obediencia y la disciplina, valorando en menor medida la sensibilidad y la capacidad de autorregulación del niño. Se caracteriza por un elevado nivel de control, siendo muy reservados ante las influencias externas. No favorecen la comunicación y ni las actividades colectivas en el seno familiar, estando los roles claramente definidos.
  • Estilo maternalista, que se da fundamentalmente en familias en las que existe una gran proximidad entre padres e hijos, pero en las que a pesar de una comunicación estrecha y fluida, y de realizar muchas actividades conjuntas, la apertura a la influencia exterior es limitada y el énfasis está puesto en la sumisión y la obediencia más que en la autonomía y la autorregulación.

CONDUCTA PARENTAL Y CONSECUENCIAS EN LOS HIJOS

A continuación os dejo un resumen de los rasgos de conducta parental y las consecuencias que estos tienen sobre la educación de los hijos, teniendo en cuenta las principales tipologías sugeridas. Para ellos seguiremos la adaptación que Torío López et al. (2009) realizaron a partir de las aportaciones de otros autores:

CONDUCTAS DE LOS PADRES

  • Afecto manifiesto
  • Sensibilidad ante las necesidad del niño
  • Responsabilidad
  • Explicaciones
  • Promoción de la conducta deseable
  • Disciplina inductiva o técnicas punitivas razonadas (privaciones, reprimendas)
  • Promueven el intercambio y la comunicación abierta
  • Hogar con calor afectivo y clima democrático

CONSECUENCIAS EN LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS

  • Competencia social
  • Autocontrol
  • Motivación
  • Iniciativa
  • Moral autónoma
  • Alta autoestima
  • Alegres y espontáneos
  • Autoconcepto realista
  • Responsabilidad y fidelidad a compromisos personales
  • Prosociabilidad dentro y fuera de la casa (altruismo, solidaridad)
  • Elevada motivación de logro
  • Disminución en frecuencia e intensidad de conflictos padres-hijos

CONDUCTAS DE LOS PADRES

  • Normas minuciosas y rígidas
  • Recurren a los castigos y muy poco a las alabanzas
  • No responsabilidad paterna
  • Comunicación cerrada o unidireccional (ausencia de diálogo)
  • Afirmación de poder
  • Hogar caracterizado por un clima autocrático

CONSECUENCIAS EN LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS

  • Baja autonomía y autoconfianza
  • Baja autonomía personal y creatividad
  • Escasa competencia social
  • Agresividad e impulsividad
  • Moral heterónoma (evitar castigos)
  • Menos alegres y espontáneos

CONDUCTAS DE LOS PADRES

  • Indiferente antes sus actitudes y conductas tanto positivas como negativas
  • Responden y atienden las necesidades de los niños
  • Permisividad
  • Pasividad
  • Evitan la afirmación de autoridad y la imposición de restricciones
  • Escaso uso de castigos, toleran todos los impulsos de los niños
  • Especial flexibilidad en el establecimiento de reglas
  • Acceden fácilmente a los deseos de los hijos

CONSECUENCIAS EN LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS

  • Baja competencia social
  • Pobre autocontrol y heterocontrol
  • Escasa motivación
  • Escaso respeto a las normas y personas
  • Baja autoestima, inseguridad
  • Inestabilidad emocional
  • Debilidad en la propia identidad
  • Autoconcepto negativo
  • Graves carencia en autoconfianza y autorresponsabilidad
  • Bajos logros escolares

CONDUCTAS DE LOS PADRES

  • No implicación afectiva en los asuntos de los hijos
  • Dimisión en la tarea educativa, invierten en los hijos el menos tiempo posible
  • Escasa motivación y capacidad de esfuerzo
  • Inmadurez
  • Alegres y vitales

CONSECUENCIAS EDUCATIVAS DE LOS HIJOS

  • Escasa competencia socia
  • Bajo control de impulsos y agresividad
  • Escasa motivación y capacidad de esfuerzo
  • Inmadurez
    Alegres y vitales