ÍNDICE

FASE II DE INICIACIÓN AL FÚTBOL

La segunda de las etapas dentro del periodo de iniciación al fútbol recibe el nombre de «Fase de perfeccionamiento psicomotor y educación física de base» y ocupa el periodo entre los siete y los nueve años. El objetivo general de esta fase es continuar favoreciendo el desarrollo psicomotor del niño y perfeccionar las habilidades motoras generales aprendidas en la fase anterior, incorporando poco a poco nuevas habilidades específicas. De manera general y sin entrar en detalles, las características de esta etapa son las siguientes:
 
  1. En esta fase se construye la base coordinativa de las habilidades deportivas específicas futuras. El trabajo fundamental se centrará en el desarrollo de habilidades coordinativas básicas y genéricas, el equilibrio y el dominio corporal.
  2. Esta es una etapa de fundamentos, donde es aconsejable mantener una estimulación motriz genérica, por lo que todavía es aconsejable utilizar elementos de varios deportes dentro de la sesión de entrenamiento. El objetivo a estas alturas es favorecer un desarrollo deportivo polivalente, evitando perder la potencia prospectiva del niño, es decir, su capacidad para resolver la misma situación de diferentes maneras sin perder eficacia.
  3. Todavía es demasiado pronto para comenzar con una enseñanza puramente futbolística, ya que la atención y la concentración todavía están poco desarrolladas. Se debe favorecer la familiarización con el balón utilizando todas las partes del cuerpo. Además, se sigue aconsejando dejar elegir al niño tanto el tipo de actividad deportiva que quiere realizar como su modalidad.
  4. A nivel coordinativo general se realizarán tareas que ayuden a desarrollar la coordinación óculo-pédica y el cálculo de trayectorias.
  5. A nivel coordinativo específico se continuará potenciando el desarrollo de las habilidades fundamentales, relacionadas con los golpeos, las paradas y la conducción del balón.
  6. A nivel cognitivo se continuará con el trabajo general de las nociones de ataque y defensa, y específicamente las nociones ofensivas de ataque y contraataque, amplitud y profundidad, apoyo y desmarque; y las defensivas de repliegue y temporalización, cobertura, permuta y marcaje.
  7. El componente lúdico continúa siendo fundamental en esta etapa, por lo que siempre que sea posible se utilizarán formas jugadas. Además, se aconseja que el entrenador-educador tenga una escasa intervención durante la práctica y se centre en dar consejos esporádicos.
  8. A partir de los seis años aparece en el niño una tendencia natural a rivalizar con los otros y a transformar cualquier situación en una competición. En cualquier caso las modalidades competitivas que se utilicen deberán adaptarse a las características del niño.
  9. Se evitará la especialización por puestos, y se favorecerá que todos los niños puedan experimentar lo que supone jugar en las diferentes posiciones del campo.
  10. Se destaca la utilización de juegos con diferentes tipos de móviles, juegos de desplazamientos, juegos a ocupar espacios, ejercicios analíticos de pases, recepciones, lanzamientos y conducciones.
  11. Al periodo comprendido entre los ocho y los diez años se le denomina fase de formación genérica polivalente (Seirul-lo, 2004). Durante este periodo se aconseja realizar tres sesiones semanales extras a las de práctica escolar, a las que además habría que añadir al menos una sesión de competición. Es decir, un total de 2+3+1, seis sesiones de práctica deportiva semanales. Además, se insiste en evitar la especialización por puestos así como las actividades específicas. Se señala la necesidad de proponer tareas que comprometan todas las capacidades motrices a través de una práctica multideportiva, si bien, se señala que no es necesario competir en todas las disciplinas que se practiquen.