LA IMPORTANCIA DE APRENDER A ESFORZARSE EN FÚTBOL

ÍNDICE

LA IMPORTANCIA DE EDUCAR EN EL ESFUERZO

Son numerosos los estudios científicos que se han realizado en torno a capacidades intrapersonales como la resiliencia, la persistencia o la capacidad de esfuerzo, y que vinculan estas cualidades con la habilidad para lograr altos niveles de desempeño en diferentes ámbitos, entre ellos el deportivo. De hecho, si revisamos la hemeroteca deportiva, son muchas las alusiones que deportistas del mas alto nivel hacen de estas cualidades a la hora de explicar las razones que les han permitido alcanzar el éxito en su disciplina.

Sin embargo, mientras que entrenar aspectos de carácter técnico, táctico o físico resulta relativamente sencillo, trabajar estas cualidades de índole más psicoemocional no lo es tanto. Tareas como ducharse solos, hacer la mochila o los deberes suponen un verdadero problema para algunos niños cuya tolerancia al esfuerzo es muy baja, lo que a la larga tiene efectos perjudiciales en todos los ámbitos de la vida, incluido el deportivo. Sin duda, padres y entrenadores juegan un papel esencial en la educación conductual de los niños y con sus actuaciones facilitan o dificultan este tipo de comportamientos, motivo por el cuál es tan importante ser conscientes de lo que hay en juego.

POR QUÉ UN NIÑO NO SE ESFUERZA

El comportamiento de los niños el ámbito deportivo está condicionado por el resto de esferas de su vida, fundamentalmente la escolar y la familiar, y en el caso de los niños que practican deporte también por la esfera deportiva, en la que el entrenador ejerce una influencia fundamental.

Un niño al que le gusta jugar al fútbol pero que muestra bajos niveles de esfuerzo es, casi con total seguridad, un niño que no está acostumbrado a realizar sacrificios para conseguir lo que quiere, y que además, tan pronto como lo consigue pierde el interés y comienza a desear algo nuevo. Evidentemente, todos los padres quieren ver a sus hijos felices y tratan de ahorrarles cualquier tipo de mal rato o sufrimiento, facilitándoles el conseguir lo que quieren y reduciendo su nivel de esfuerzo, pero ¿somos conscientes del tipo de conductas que estamos favoreciendo con comportamiento?.

PORQUÉ ES IMPORTANTE ESFORZARSE

El esfuerzo, la persistencia, la constancia, la resiliencia, son capacidades intrapersonales de enorme importancia que están íntimamente relacionadas con el desarrollo del talento y con la habilidad de los deportistas para alcanzar altos niveles de desempeño en su deporte. De hecho, son muchas las afirmaciones de estrellas del deporte en este sentido. Por ejemplo Michael Jordan afirmó: «He fallado más de 9000 tiros en mi carrera. He perdido casi 300 partidos. En 26 ocasiones han confiando en mi para realizar e/ tiro que podía ganar e/ partido y fallé. He fracasado una y otra vez en mi vida. Esa es la razón de mi éxito».

CÓMO IDENTIFICAR QUE A UN NIÑO LE CUESTA ESFORZARSE

La baja capacidad de esfuerzo no es exclusiva de un ámbito de la vida, sino que tiende a repetirse en diferentes contextos. Algunos indicios que nos pueden ayudar a identificar un chico con este tipo de conducta son los siguientes:

  • Los niños tratan de retrasar todo lo que pueden las tareas que requieren un cierto esfuerzo. Es habitual frases como déjanos un rato más, o lo hacemos e/ próximo día.
  • Cuando una actividad les supone un esfuerzo empiezan a quejarse y abandonan muy pronto, algunos incluso se ponen a llorar o fingen que les duele algo.
  • Cuando no pueden escaparse las hacen mal y de mala gana. Muestran su descontento y lo hacen saber con sus comentarios.
  • Evitan las tareas en las que no consiguen el éxito inmediatamente y se quejan cuando tienen que realizarlas.
  • Suelen tener una actividad preferida que suele requerir poco esfuerzo y que anteponen al resto de actividades, sobre todo a las que suponen esfuerzo.

QUÉ HACE QUE A ALGUNOS NIÑOS LES CUESTE TANTO ESFORZARSE

Esforzarse, tal y como sugiere el significado de la palabra, implica un gran fuerzo físico o mental, y por lo tanto no es a priori fácil ni espontáneo. Además, los niños se esfuerzan para lograr algo, un fin que da significado a lo que hacen y sin lo que el niño tarde o temprano abandonará. Aún así ¿qué provoca que a algunos niños les cueste esforzarse más que a otros?.

  • Niños cuyos referentes adultos son muy permisivos y que les dan todo lo que quieren sin que sea necesario realizar ningún tipo de esfuerzo a cambio.
  • Niños que no tienen consecuencias negativas cuando hay una falta de esfuerzo.
  • Niños que no tienen responsabilidades dentro de sus labores diarias. Tanto en el equipo, tales como por ejemplo recoger el material, como en el hogar, tales como preparar las mochila de entrenamiento.
  • Niños que no perciben un orden entre las tareas que requieren esfuerzo y las que no, a los que se les permite realizar las tareas que más le gustan antes de cumplir con sus responsabilidades.

QUÉ PODEMOS HACER PARA AUMENTAR LA TOLERANCIA AL ESFUERZO

Si queremos fomentar cualidades como la resiliencia, la persistencia, la constancia o la capacidad de esfuerzo, darle todo hecho a los niños no va a ser una buena idea. Por el contrario, la mejor manera de favorecer estos comportamientos es poniendo en valor el resultado de su esfuerzo a través de una serie de actuaciones, como por ejemplo:

  • Fomentando la colaboración de los niños en tareas diarias, tanto en casa como en el entrenamiento. Tareas que no deben ser negociables ni merecer ningún premio más allá que la satisfacción de colaborar. No dando a los niños todo lo que piden, sino favoreciendo que puedan lograrlas a través de su esfuerzo.
  • Enseñando a los niños que antes de realizar las tareas que más les gustan primero deben concluir sus obligaciones.
  • Comportándonos como un modelo y un ejemplo para ellos.
  • Dándoles ejemplos de sus ídolos en los que puedan verse reflejados. Intentando no imponer tareas, sino mostrando la importancia de la colaboración y procurando que estás tareas sean acordes a su edad. Elogiando aquellas acciones en las que los niños demuestren esfuerzo y perseverancia por conseguir algo.
  • Siendo constantes y pacientes. Creando un ambiente de seguridad en el que los niños puedan compartir pensamientos y sentimientos mientras maduran.
  • Establecer límites claros, siendo firmes pero cariñosos. Entendiendo que no todo se puede negociar, y que es imprescindible mantener lo dicho y cumplir con las consecuencias establecidas.
  • No permitiendo que los niños dejen tareas a medio. Para eso, las tareas que tengan que realizar deben ser acordes a su capacidad y el tiempo que les concedamos para realizarlas suficiente.
  • Fomentando la realización de tareas en las que la constancia garantice una mejora sustancial en el resultado. Esto enseñará al niño el valor de la constancia y el esfuerzo. Idealmente serán tareas individuales, sencillas, adaptadas a la capacidad del niño y de corta duración.

QUE NO DEBEMOS HACER SI QUEREMOS FOMENTAR EL ESFUERZO

  • Los niños aprenden mucho más rápido de lo que ven, que de lo que se les dice. Ademas, su sentido de la justicia está muy desarrollado. Si no somos capaces de predicar con el ejemplo perderemos toda autoridad moral y su respeto.
  • Equivocarse y fallar son situaciones fundamentales que los niños deben vivir y aprender a resolver por mi mismos. Al sobreprotegerlos, evitar que fallen y se frustren, o cuando justificamos sus errores, estamos impidiendo que desarrollen su habilidad para sobreponerse y superar el fracaso. Si pretendemos ser los amigos de nuestros hijos los estaremos dejando huérfanos. Cuando somos demasiado permisivos o no ponemos normas ni límites claros hacemos que los niños no sepan como comportarse en cada contexto ni qué se espera de ellos.
  • Gritar, pegar o imponer castigos desproporcionados generara miedo y resentimiento en el niño, que actúa por coacción y no por convicción. Por el contrario, demostrar firmeza, templanza y equilibrio mandará al niño un mensaje mucho más claro y amable sobre lo que se espera de él, y lo que sucederá si no lo hace.
  • Otras cuestiones que debemos evitar son: mostrar discrepancias entre los progenitores delante del niño; las actitudes negativas; y sobre todo olvidar que estamos educando y enseñando a UN NIÑO.