cómo desarrollar la coordinación en fútbol base

ÍNDICE

IMPORTANCIA DE LAS CAPACIDADES COORDINATIVAS EN FÚTBOL

La competencia es la “capacidad de un organismo para interactuar de forma eficaz con su medio” (White, 1959). Por lo tanto, ser competente en un deporte significa ser capaz de dar soluciones adecuadas a las situaciones o problemas que se nos plantean para conseguir un objetivo.

El desarrollo de la competencia motriz es un proceso en el que se producen cambios en el control motor de uno mismo y de sus acciones, tanto en la relación con otros, como con los objetos del medio. Además, para desarrollar la competencia motriz es imprescindible la acción conjunta y coordinada del sistema nervioso central y la musculatura, lo que en fútbol justifica obviamente la necesidad de entrenar la coordinación de los niños.

De hecho, dentro de los elementos más importantes a la hora de predecir el rendimiento futuro de los jóvenes talentos se encuentran los indicadores de coordinación específica del fútbol, los de habilidad para el ajuste y reorganización motora, y los de diferenciación cinestésica. Siendo estos dos últimos los más útiles a la hora de evaluar las habilidades perceptivo-motrices en futbolistas.

DEFINICIÓN Y CLASIFICACIÓN DE LAS CAPACIDADES COORDINATIVAS

Uno de los principales objetivos de los expertos en aprendizaje motor es comprender el proceso y los mecanismos que hay tras la ejecución coordinada de un movimiento. Del análisis de las diferentes definiciones de coordinación realizado por Solano y Muñoz (2011) se extrae que existen una serie de características que deben están presentes en una acción motora para considerar que esta se ejecuta con un elevado nivel de coordinación:

  • Precisión
  • Eficacia
  • Armonía
  • Economía en el esfuerzo

Por lo tanto, cuanto mayor sea el porcentaje de estos elementos en un gesto deportivo mayor será su coordinación. Massafret y Segrés (2010), siguiendo la propuesta de Massafret y Seirul-lo (2001) consideran que los procesos de elaboración, control y regulación gestual se deben contextualizar en acciones concretas del deporte, y que no se deben trabajar aisladamente, sino que deben integrar tres áreas fundamentales: la motriz, la espacial y la temporal. Las clasificaciones que se han realizado a la hora de hablar de las capacidades coordinativas son innumerables. Del análisis de las mismas extraemos los siguientes contenidos perceptivo-motrices:

Para considerar que una acción se ejecuta con un elevado nivel de coordinación esta debe reunir: Precisión, eficacia, armonía y economía de esfuerzo. Cuanto mayor sea el porcentaje de estos elementos mayor será el nivel de coordinación.

EQUILIBRIO: Podemos definirlo como el estado en el que todas las fuerzas que actúan sobre el cuerpo están compensadas de tal forma que este se mantiene en la posición deseada o es capaz de avanzar según el movimiento deseado. También se puede definir como la capacidad de controlar el propio cuerpo y recuperar la postura correcta tras la intervención de un factor desequilibrador. Puede ser de dos tipos:  

  • Estático: Cuando el cuerpo sostiene una determinada posición en un mismo estado.
  • Dinámico: Cuando podemos mantener estable una postura al realizar un desplazamiento.
  •  

COORDINACIÓN: Es la capacidad que nos permite una buena organización de los gestos motores. También la podemos definir como la capacidad de regular de forma precisa la intervención del cuerpo en una acción deportiva. La coordinación se puede clasificar según las partes del cuerpo que intervienen o en función de si la relación muscular es interna o externa. Así distinguimos entre:  

  • Coordinación Dinámica General: Relación entre el Sistema Nervioso Central y la musculatura esquelética en movimiento. Se denomina motricidad gruesa
  • Coordinación Óculo-Segmentaria: Relación entre la vista y cualquier parte del cuerpo. Se denomina motricidad fina.
  • Coordinación Intermuscular: Entre los distintos músculos que participan en un movimiento.
  • Coordinación Intramuscular: Entre las fibras que forman un mismo músculo.
  •  

AGILIDAD: Es la cualidad que nos permite dominar de manera eficiente el cuerpo en el espacio a través de nuestros movimientos. Su desarrollo presenta un leve retraso respecto al equilibrio y la coordinación, ya que en gran parte depende de estas dos cualidades.

ESQUEMA CORPORAL: Es el conocimiento que tenemos de nuestro cuerpo en estático o en movimiento, y de la relación entre sus partes y el espacio que le rodea. Una mala o deficiente estructuración del esquema corporal puede manifestarse en varios planos:

  • Perceptivo: Dificultad para percibir el mundo que nos rodea.
  • Motor: Defectuosa coordinación y torpeza.
  • Social: Dificultad para relacionarse.
  •  

ESPACIALIDAD: Es el proceso mental mediante el cual se perciben, reconocen e incluso se representan una serie de relaciones espaciales que facilitan la relación con el entorno. Se compone de tres elementos:

  • Orientación Espacial: Capacidad para situarnos con respecto a las cosas. Su evolución dura hasta los 6 años.
  • Organización espacial: El niño empieza a entender la situación relativa entre dos objetos. Se establece a partir de los 6 años.
  • Estructuración espacial: Capacidad de orientar y organizar los datos del mundo exterior y los que son fruto de la imaginación.

ESTRUCTURACIÓN ESPACIO-TEMPORAL: Es uno de los componentes de la espacialidad y una de las capacidades más importantes en los deportes colectivos. Hace referencia a la habilidad para interpretar la relación que existe entre el espacio, o situación en la que se encuentra el jugador y, por consiguiente, el tiempo que tiene para actuar. Constituye un elemento fundamental para la velocidad en el juego.

TEMPORALIDAD: Hace referencia al orden o distribución cronológica de un conjunto de acontecimientos, su duración y el tiempo transcurrido entre los mismos. Por ello, el niño que inicia una acción motriz debe prever su duración, la distribución de los componentes en el tiempo o el ritmo de ejecución. Sus componentes son:

  • Percepción temporal u orientación temporal: Capacidad para percibir las relaciones temporales, apreciar velocidades y ritmos.
  • Ajuste motor o estructuración espacial: Capacidad para reproducir un movimiento a una velocidad o ritmo concreto.

LATERALIDAD: Dominio funcional de un lado del cuerpo sobre el otro, que se manifiesta en la preferencia del sujeto a la hora de utilizar un segmento corporal determinado para realizar operaciones que requieren precisión y habilidad. No es una capacidad que tengamos desde el nacimiento, sino que se va afianzando a medida que maduramos. Tipos de lateralidad:

  • Dextralidad: predominio de ojo, mano, pie y oído derechos.
  • Zurdería: predominio de ojo, mano, pie y oído izquierdos.
  • Ambidextrismo: No existe una manifiesta dominancia manual.
  • Lateralidad cruzada o mixta: dominancia de la mano derecha y pie izquierdo.
  • Lateralidad invertida: empleo preferente de la mano derecha en niños zurdos.

RITMO: Hace referencia a la organización temporal de varios fenómenos que se suceden en el tiempo. Su desarrollo está ligado al de la percepción, la organización y la representación temporal.

PLANIFICACIÓN DEL ENTRENAMIENTO COORDINATIVO

La planificación es la descripción y concreción de todos y cada uno de los acontecimientos de entrenamiento que se dan a lo largo de las diferentes etapas de la vida deportiva del futbolista, así como los mecanismos de control que permiten modificarlos. La planificación del entrenamiento en  fútbol base proporciona coherencia entre los objetivos de las diferentes etapas y requiere de la existencia de planes bien jerarquizados y organizados que se adapten a las etapas de aprendizaje del futbolista.

La planificación debe permitir al jugador ir adquiriendo las bases que le permitan alcanzar en la edad adulta su máximo potencial deportivo. Lo que implica tener en cuenta las fases sensibles y los periodos críticos de desarrollo. No explotando al niño antes de tiempo, cuando todavía no está preparado para ello.

La teoría de las «Fases sensibles de los componentes del rendimiento infantil» fue elaborada por Winter (1980) y Martin (1982), y se define como los períodos de entrenabilidad más favorables para una capacidad motora. Fases donde hay una sensibilidad particular hacia un determinado estímulo externo, en las que se adquieren rápidamente modelos específicos de comportamiento vinculados con el ambiente y en los que se evidencia una elevada sensibilidad hacia determinadas experiencias (Baur, 1991). Es decir, se trata de períodos del desarrollo durante los cuales el organismo reacciona más intensamente ante determinados estímulos externos, dando lugar a sus correspondientes efectos (Winter, 1980).

Además, dentro de cada una de estas fases sensibles existen lo que denominamos “períodos críticos”. Es decir, unos momentos concretos durante los cuáles es imprescindible aplicar una serie de estímulos específicos al organismo para impedir que el potencial de desarrollo de una cualidad condicional o coordinativa se vea mermado. Este es un aspecto fundamental, ya que los estudios de Farfel y Hirtz (Hahn, 1988) determinaron que «es más fácil influir sobre las distintas funciones y capacidades cuando están en proceso de maduración, que cuando ya han madurado».

Las Fases Sensibles son períodos de entrenabilidad favorables para una capacidad motora durante los que hay una sensibilidad particular hacia un determinado estímulo externo.

Conocer y respetar este aspecto es fundamental ya que, en el caso de los niños, el entrenamiento orientado al rendimiento inmediato carece de sentido. Por el contrario, este debe centrarse en la evolución psicomotriz, el aprendizaje técnico y el desarrollo cognitivo, psicológico y socio-afectivo. Teniendo en cuenta, además, que la capacidad de esfuerzo y atención en los niños es muy limitada y que su interés se centra en el juego y la diversión, lo cuál debemos saber aprovechar a nuestro favor.

Por lo tanto, una planificación a largo plazo que garantice el crecimiento deportivo del futbolista debe partir de la premisa de que para tener éxito, tanto la organización de los contenidos, como los métodos de entrenamiento, deben ser adecuados a la edad del niño. Además, debemos tener en cuenta otra serie de aspectos si queremos confeccionar un plan de entrenamiento a largo plazo que sea exitoso:

  • Que los objetivos de entrenamiento de cada etapa deben estar claramente establecidos.
  • Que cada año hay que aumentar las sesiones y las horas de entrenamiento.
  • Que cada año hay que aumentar el número y densidad de las competiciones.
  • Que hay que ir aumentando progresivamente el volumen y la intensidad de los entrenamientos.
  • Que hay que ordenar adecuadamente los ejercicios de entrenamiento: de generales, a especiales y de competición.

Sin duda alguna, uno de los contenidos de entrenamiento más importantes, y a la vez más infravalorados, a la hora de diseñar una planificación para la enseñanza del fútbol es el de los coordinativos o perceptivo motrices y el de las habilidades motrices básicas. Contenidos que el niño va desarrollando poco a poco, de manera desorganizada, a través de una práctica deportiva variada e inespecífica. El objetivo que persigue el desarrollo de la coordinación no es otro que el de mejorar la capacidad del jugador para resolver de manera eficiente las situaciones de juego a las que se enfrenta y se enfrentará en el futuro.

Los periodos críticos son momentos concretos en el desarrollo durante los cuáles es imprescindible aplicar estímulos específicos al organismo para no perder el potencial de desarrollo de de una cualidad física. Este es un aspecto fundamental, ya que es más fácil influir sobre estas cualidades cuando están en proceso de maduración que cuando ya han madurado.

Sin miedo a equivocarnos nos encontramos frente a la base sobre la que se sustenta el rendimiento excepcional de la mayoría de futbolistas excepcionales. Para lograrlo es necesario que la planificación que realicemos del entrenamiento respete una serie de principios fundamentales:

  • Principio de variabilidad: Es necesario ofrecer un amplio abanico de tareas y que éstas ofrezcan al jugador una infinidad de estímulos que le permitan desarrollar su capacidad de atención y concentración mientras se trabajan aspectos técnico-tácticos.
  • Principio de comprensión: Es importante que el jugador entienda el por qué y el para qué de las cosas. Esto le ayudará a encontrar sentido a lo que está haciendo y su asimilación será más fácil.
  • Principio de globalidad: En los deportes de situación, como el fútbol, es más importante el todo que la suma de las partes, por lo que debemos planificar tareas en las que se desarrollen diferentes elementos y capacidades a la vez.
  • Principio de planificación: Las tareas no pueden ser elementos aislados, sino que deben tener un sentido lógico dentro de la planificación de la sesión, de la planificación semanal, la anual e incluso la plurianual. Es decir, debe existir una progresión lógica de metas u objetivos de aprendizaje que guíe el tipo de tareas que realizamos en cada momento.
  • Principio de flexibilidad: Toda planificación debe ser lo suficientemente flexible como para adaptarse y realizar modificaciones en función del feedback que se obtenga de la propia práctica.
  • Principio de máximo tiempo de compromiso motor: Es fundamental que los jugadores jóvenes en periodo de formación acumulen el mayor tiempo posible de práctica. Por ello, en estas edades, el entrenador debe ser muy hábil diseñando tareas de entrenamiento, limitando al máximo los ejercicios en los que haya muchos jugadores esperando a participar, así como aquellos en los que el tiempo de participación sea muy corto.

FORMACIÓN MULTILATERAL ORIENTADA AL FÚTBOL

Diseñar una planificación a largo plazo que tenga como objetivo el desarrollo de las capacidades perceptivo-motrices del jugador de fútbol es verdaderamente complejo. Por una parte la terminología que se utiliza es muy amplia y los conceptos no están claramente acotados, lo que hace que sus significados se solapen y que sea difícil elegir qué tareas son las que debemos diseñar. Por otra, no existen planteamientos claros respecto a cómo desarrollar la capacidad perceptivo motora en el niño. De hecho, la propuesta más extendida es la que sugiere que durante la infancia se debe promover una práctica multideportiva variada. Una solución que cubre las necesidades de desarrollo motor desde un punto de vista general pero que genera enormes deficiencias futuras desde un punto de vista motor específico. Sobre esta cuestión destaca la opinión de Fernando Navarro Valdivieso (2004), quien señala que la posición de los investigadores sobre este fenómeno se fundamenta en una serie de realidades incuestionables:

  • Que en todo momento el proceso de crecimiento y desarrollo está influenciado por factores exógenos (medioambiente), endógenos (genotipo) y su mutua relación. Fenotipo = Genotipo + Ambiente.
  • Que el proceso de crecimiento y desarrollo se lleva a cabo irregularmente y que a cada edad le son propias unas determinadas peculiaridades anatómicas y fisiológicas, siendo este patrón semejante en todos los niños.
  • Que cada estructura corporal posee su propio ritmo de crecimiento y desarrollo. Lo que justifica que existan diferencias individuales en la velocidad y ritmo del aprendizaje.
    Que los procesos del desarrollo físico siguen una orientación céfalo-caudal y próximo-distal.

Respecto a cómo desarrollar la capacidad perceptivo motora en el niño, la propuesta más extendida es la que sugiere que durante la infancia hay que promover una práctica multideportiva variada. Una solución que cubre las necesidades de desarrollo motor desde un punto de vista general pero que genera enormes deficiencias futuras desde un punto de vista motor específico

Además, Fernando Navarro (1994) afirma que las estructuras coordinativas básicas “maduran” a partir de los 6 años y alcanzan su máximo desarrollo alrededor de los 11 o 12 años. A partir de este momento se inician las fases sensibles de las capacidades condicionales (Grosser, Brüggemann y Zintl, 1989). Respecto a cómo afecta esto al proceso de entrenamiento de los deportistas jóvenes Tschiene (1988) afirma lo siguiente:

      • Un exceso de preparación general.
      • El predominio injustificado en la carga de una capacidad condicional o coordinativa.
      • La separación entre el desarrollo condicional y coordinativo.
      • Una carga total excesiva o insuficiente en cualquier cualidad condicional o coordinativa.
      • La combinación entre varios de estos factores.

Una formación multilateral orientada a varios deportes no garantiza que los jóvenes logren un mayor progreso deportivo, sino más bien al contrario. Las competiciones en edad de formación forman parte del proceso de entrenamiento.

Siguiendo esta línea argumentativa Navarro (1994), respecto al entrenamiento de jóvenes deportistas, realiza una serie de afirmaciones de gran trascendencia:

  • Que en el entrenamiento de jóvenes deportistas lo más adecuado es una formación multilateral orientada hacia un deporte concreto.
  • Que no debemos tener miedo a crear un fundamento especial temprano, ya que la capacidad de adaptación y aprendizaje de los niños es más importante que la edad.

Bajo nuestro punto de vista, cualquier propuesta que pretenda ser una guía para el desarrollo de las capacidades coordinativas en el fútbol tendrá valor siempre y cuando reúna las siguientes características:

  • Tenga en cuenta las fases sensibles del desarrollo madurativo.
  • Atienda las necesidades psicomotoras del niño.
  • Atienda las necesidades motoras específicas del fútbol.
  • Sea realista y realizable, es decir útil, para el diseño de tareas de entrenamiento.

FASES PARA EL DESARROLLO COORDINATIVO EN FÚTBOL

Podemos agrupar el proceso de desarrollo coordinativo del niño en 6 periodos diferentes que van desde los 0 hasta los 18 años. De estos, los dos primeros, por su especificidad, los veremos en detalle en otro artículo. En este nos centraremos en el periodo comprendido desde los 6 hasta los 18 años.

  • Fase de desarrollo motor temprano: De 0 a 3 años.
  • Fase de desarrollo motor medio: De 3 a 6 años.
  • Fase de formación psicomotriz: De 6 a 9 años.
  • Fase de iniciación: De 10 a 11 años.
  • Fase de especialización: De 12 a 15 años.
  • Fase de rendimiento: De 16 a 18 años.
FASE DE FORMACIÓN PSICOMOTRIZ

Características del niño

En esta fase no existen apenas diferencias físicas entre niños y niñas. Ambos suelen y deben tener un comportamiento fogoso y mostrar mucho entusiasmo por los juegos y los deportes. En esta edad los niños tienen un buen equilibrio físico, suelen ser ligeros y delgados, lo que les confiere en este periodo unas bases morfológicas muy favorables para el aprendizaje motor. A nivel coordinativo es muy importante tener en cuenta que el sistema nervioso todavía no ha madurado completamente, algo que sucederá alrededor de los 10 años.

Selección de contenidos de enseñanza

Nos encontramos en una edad muy favorable para la adquisición y desarrollo de habilidades motrices. Un momento adecuado para ampliar el repertorio de gestos deportivos y para mejorar las capacidades coordinativas. Se aconseja un entrenamiento multidisciplinar o, lo que es lo mismo, una enseñanza motriz muy variada.

Implicaciones metodológicas para el entrenador

El entrenamiento debe tener un carácter integrador, promoviendo un ambiente en el que los niños se sientan incluidos y motivados a participar. Hay que utilizar primordialmente juegos. Esto hará que el aprendizaje sea más atractivo, y fomentará una actitud de búsqueda de soluciones, alentando a los niños a enfrentar desafíos de manera creativa. Es esencial atender a las diferencias individuales, adaptando las actividades para que cada niño pueda avanzar a su propio ritmo. Para facilitar el aprendizaje, es recomendable ordenar las tareas de entrenamiento de forma lógica, comenzando de lo fácil a lo difícil y de lo sencillo a lo complejo. Además, es muy importante que el entrenador refuerce positivamente a los niños con sus actos y palabras, ya que esto ayudará a consolidar su autoestima y a incentivar su interés por aprender y mejorar.

FASE DE INICIACIÓN DEPORTIVA

Características del niño

Este periodo destaca por el gran desarrollo de la fuerza que los niños experimentan. El cuál es debido, fundamentalmente, al incremento de la masa muscular, que se manifiesta en un importante crecimiento en anchura. A pesar de ello, los niños mantienen una elevada armonía en sus proporciones corporales, lo que les dota de un elevado dominio corporal y de una capacidad para el aprendizaje motor excelente en esta fase.

Selección de contenidos de enseñanza

Nos encontramos en la etapa de oro del aprendizaje motor. Un momento ideal para la adquisición de habilidades motoras específicas más elaboradas como, por ejemplo, las fintas o el regate. Es importante que durante este periodo no se automaticen comportamientos motores erróneos, ya que esto puede condicionar negativamente el aprendizaje de habilidades técnicas futuras. Finalmente, hay que tener en cuenta que durante este periodo hay que realizar una selección de contenidos que, sin abandonar las habilidades generales, vaya dando paso poco a poco a contenidos coordinativos cada vez más específicos del fútbol.

Implicaciones metodológicas para el entrenador

Metodológicamente, uno de los aspectos más importantes en este periodo es conseguir que el jugador se adapte lo antes posible a los cambios que el crecimiento provoca en sus capacidades perceptivo motrices. Para ello, el entrenamiento debe incidir tanto sobre la coordinación dinámica general, como sobre la coordinación segmentaria. Además, al igual que en la fase anterior, se deben priorizar las formas jugadas en el entrenamiento.

FASE DE ESPECIALIZACIÓN

Características del niño

La fase de especialización deportiva, que abarca el estadio puberal, de los 12 a los 15 años, se caracteriza por significativos cambios morfológicos y psicológicos en los jóvenes futbolistas. Durante esta etapa, se observa la aparición de la sexualidad y la desaparición de estructuras infantiles, lo que se traduce en un notable aumento de la talla y el peso. Además, estos cambios vienen acompañados de debilidad psíquica e inestabilidad emocional, que puede afectar el rendimiento y la motivación de los jugadores.

Selección de contenidos de enseñanza

Respecto a la selección de contenidos de entrenamiento, es fundamental centrarse en la especialización por puestos a la hora de abordar el trabajo técnico-táctico. Esto implica tener que incrementar el número de repeticiones para perfeccionar los gestos deportivos y mejorar la condición física. Además, es esencial ofrecer situaciones variadas de aprendizaje que desafíen al joven futbolista y le permitan desarrollar con mayor eficacia sus gestos técnicos y soluciones tácticas. Durante esta etapa, el trabajo físico debe integrarse con el entrenamiento técnico-táctico. Además, se debe aumentar el volumen de entrenamiento para adaptarse a la mayor capacidad del jugador.

Implicaciones metodológicas para el entrenador

Las implicaciones metodológicas para el entrenador en este periodo son cruciales. A pesar de que los jugadores se encuentran en un momento ideal para el desarrollo de sus capacidades condicionales, el notable aumento de talla que experimentan puede conducir a una disminución de su coordinación específica y una fuerte desaceleración en su desarrollo técnico. Los jóvenes pueden experimentar dificultades para aprender nuevas acciones motoras y consolidar las que ya han adquirido. Por lo tanto, los entrenadores deben adaptar sus enfoques, priorizando la paciencia y adoptando progresiones adecuadas en la enseñanza de habilidades deportivas.

FASE DE RENDIMIENTO

Características del niño

En la etapa post-puberal, que abarca la franja de 16 a 18 años, culmina el desarrollo motor del futbolista y se asienta su personalidad, lo que lo sitúa en un periodo ideal para el desarrollo de su máximo potencial deportivo. A partir de los 16 años, los parámetros de talla y peso tienden a estabilizarse, lo que favorece el equilibrio en las proporciones corporales. Además, se observa una estabilización psíquica y un aumento de la capacidad cognitiva del jugador, lo que potencia sus habilidades perceptivas y su capacidad de análisis para interpretar las situaciones de juego.

Selección de contenidos de enseñanza

Esta etapa se considera la segunda edad de oro para el aprendizaje deportivo. Aumenta significativamente la capacidad del futbolista para soportar cargas de entrenamiento cada vez más grandes, lo que le permite una progresión más intensa y efectiva. Además, en la parte final de este estadio, es posible incorporar contenidos y métodos de entrenamiento más complejos, que desafíen a los jugadores y los preparen para competiciones de mayor nivel deportivo.

Implicaciones metodológicas para el entrenador

A nivel metodológico la especialización deportiva por puestos cobra una importancia capital, tanto en lo que al trabajo de condición física se refiere como a la búsqueda de máxima eficacia técnica y táctica en las tareas de entrenamiento. Asimismo, es crucial crear situaciones de aprendizaje que sean similares al juego real, permitiendo al jugador de fútbol aplicar lo aprendido en contextos competitivos y mejorar su rendimiento general.